El majestuoso ejemplar se encuentra situado en una cercana pradera al barrio de Orkin, estando catalogado como uno de los 47 árboles monumentales existentes en Navarra. Desde larga distancia llama la atención por su imponente presencia. Sobre el prado posee una base extendida en impresionantes nervaduras, la cual sostiene un sólido tronco de 10 metros de perímetros aproximadamente.
Es un paseo muy sencillo, puede ser realizado por toda la familia. Es curioso el ver este roble milenario totalmente solo sin ningún otro ejemplar alrededor del mismo. Posteriormente se puede subir a la pequeña colina que tenemos enfrente y podremos ver una bonita panorámica del valle de Anue y Ultzama las localidades de Lantz, Orkin, Arráiz,... Y las cimas de los montes de Okolín, Saioa, Zuriain, Arañoz, etc…
Cómo llegar
- Llegamos al pueblo de Orkin a través de la NA- 4281
Nos desviamos en este punto
Seguimos la carretera que nos lleva a Orkin
- Una vez en el pueblo giramos a la derecha en la casa de la fotografía y seguimos la pista. Veremos un par de señales que nos indican la dirección donde empieza la pista que debemos seguir
Tomamos la derecha
Cartel indicativo
Cartel indicativo
- Podemos ir andando o seguir en coche, es una pista muy llana, cualquier coche estándar puede circular sin problemas. Seguimos esta pista unos 1500 metros, discurre entre prados con animales pastando, una estampa muy bonita
Pista muy accesible
- Cuando termina la pista, aparcamos el coche en algún lateral que no impida el paso ni moleste y divisamos un paso de madera entre dos puertas ganaderas.
Final de la pista
- Meru nos indica el sitio
El paso indicado por Meru
- Un sendero entre vallas nos guía directos al majestuoso roble
Caminico al roble
El Roble de Orkin
Cómo véis es una opción muy sencilla y sin embargo, vale la pena disfrutar del milenario roble de Orkin.
Quizás este roble milenario es unos de aquellos que quedan de los bosques que existían en esta zona cuando ocurrió esta leyenda que se recuerda en Lantz."... Basandere vivía en los bosques de este municipio, y se enamoró de un joven con el que se encontró en cierta ocasión. Como el humano no correspondiese a sus demandas de amor al descubrir que poseía garras en vez de pies, el genio le auguró su próxima muerte, que tuvo lugar al día siguiente, y a cuyo entierro asistió la propia Basandere."Extracto sacado de la guía singular "Navarra encantada"